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Caminando hacia la Salud Financiera

Creo este es mi post más largo de la serie #SaludIntegral. No te canses y leelo jejeje. También, este post me hace sentir con un peso de responsabilidad, ya que no quiero teorizar en cosas que no sean mi realidad, sino más bien ser franca y clara al respecto.

¡Ay las finanzas! que dolor de cabeza cuando no las sabemos manejar con sabiduría jejeje. Díganmelo a mí, que por mucho tiempo me quejaba de que el dinero no me alcanzaba y  no hacía nada para cambiar esa realidad. Dímelo a mí, que seguía envolviendome en deudas que al final de mes me robaban la paz y me dejaban con el desánimo de no disfrutar lo que hacía porque el dinero no era suficiente.

Si pudiéramos definir la salud financiera, diríamos que significa tener una economía estable, donde nuestros ingresos son suficientes para cubrir todas nuestras necesidades básicas y llevar un estilo de vida no de derroche, pero sí que  nos permita disfrutar de algunos placeres de la vida, hacer inversiones, tener una calidad de vida de mejora progresiva y por supuesto, poder ayudar a otros.

Cuando me inicie en la vida laboral, lo hice bien juiciosa, o por lo menos eso pensaba yo. Recuerdo hacía mis presupuestos de gastos con incluso 2 meses de antelación, para tener todo fríamente calculado y evitar los derroches. Sin embargo, con el paso de los años, las cosas empezaron a cambiar. A medida que iba obteniendo más ingresos mi mente entendía que necesitaba más cosas y lo peor de todo es que se lo creí. Y ahí empezó toda esa bola de nieve que cada día se hacía más grande…

Entre préstamos bancarios, tarjetas de crédito, y todo lo que se pueda mencionar llegué a un momento donde mis ingresos no cubrían mi estilo de vida básico y las deudas que había acumulado, y ahí, llegaron con esto mis archienemigas: ANSIEDAD, CONFUSIÓN, DESESPERANZA.

Empecé a sentirme ansiosa porque no soy alguien que le gusta acumular deudas, pero en el camino me desenfoque y al no tener una orientación de alguien que me pudiera guiar con sabiduría en esa área, quizá todo eso influenció para hundirme más en esa arena movediza que se llevaba mis fuerzas.

Luego me vi en otra etapa y era en la de ser tacaña porque no podía desperdiciar ni un peso, por lo que te mencioné anteriormente. En esta etapa fue mucho peor porque aquí ni me hacía regalos a mí misma, ni mucho menos a los demás, porque me decía: Estoy rota! No tengo dinero, no tengo dinero, nooo tengo dineroooooo y ¿sabes que hizo el dinero? Me escuchó y tomó su rumbo hacia donde alguien que si lo quería. Estaba a un punto que ni me compraba un panty! Ni un pincho!! NADA! Porque simplemente mis ojos solo estaban puestos en mis deudas y no en cómo salir de ellas.

Empecé a descuidarme conmigo misma, a descuidar a la chica que veía en el espejo y así se deterioró, hasta el punto que se enfermó y colapso (ya de eso te he hablado en los post anteriores). Cuando llegué a ese punto fue cuando me di cuenta que mi vida debía cambiar en todas las áreas, sí o sí. Debía renacer una nueva Lola en todo y las finanzas no estaban exentas de ello.

Empecé a calar más profundo en el asunto y por todos los medios traté de buscar una razón por la cual caí ahí. Para mi sorpresa el asunto era más profundo de lo que imaginaba. Algunos factores fueron:

  1. Mis emociones: cuando nuestras emociones se desequilibran y te controlan ellas a ti, todo lo que tiene que ver contigo se desequilibra. Estudia tus emociones, ¿cómo te sientes? Quizá la razón de tu mal manejo de las finanzas viene por ahí. ¿Qué vacío quieres llenar con cosas? ¿A quién quieres impresionar? ¡Piénsalo!

  2. Mala administración: Era claro que no estaba administrando bien lo que tenía y debía de dejar de justificar mis malas decisiones y asumir mi responsabilidad.

Tenía 2 opciones, sacudirme del polvo y empezar desde cero o seguir quejándome de que no tenía y justificando mis decisiones, teniendo una vida promedio o por debajo. Créeme, quedarme en el polvo no sería una elección para mí.


Quiero dejarte con mi lista de todas las cosas que estoy haciendo para salir del lugar donde me había metido. A pesar de que no soy una gurú de finanzas aún, quizá puedan servirte de alguna ayuda para salir de donde estas.

  1. Reconocer que estaba ROTA: reconocer es como la llave que abre el cerrojo de la cárcel donde estamos. Cuando reconocemos damos el primer paso al cambio, porque entendemos que estamos mal y que no queremos permanecer allí.

  2. Hacer un listado de todas mis deudas: no puedes salir de algo que no conoces. ¡Tira los cálculos!

  3. Alejarme de las compras innecesarias: ¡AY LOS ESPECIALES!!! Las mujeres sabrán de qué hablo jajaja. Y es que esos especiales van a acabar con nuestras vidas! Y peor aún con nuestras finanzas. Últimamente, antes de hacer una compra me pregunto una y otra vez ¿realmente lo necesitas? Y si soy honesta conmigo misma, casi nunca las necesito. ¡Ten fuerza de voluntad y no compres más de lo que puedes pagar!

  4. Cambie el hábito de coleccionar cosas, al hábito de coleccionar MOMENTOS: hace un tiempo hice un viaje que cambió toda mi perspectiva de la vida, ya que pude ver a mucha gente con pocas cosas materiales, pero tantas riquezas de experiencias que sentí envidia al darme cuenta que tenía pocas que contar. Desde ese día, prefiero invertir en disfrutar momentos que quedarán por siempre en mi memoria ha coleccionar cosas que con el tiempo ya no querre.

  5. Trabajar mis emociones: aunque parezca extraño, nuestras emociones influyen en todo. Necesitaba saber si había algo que me hacía sentir vacía que me hacía querer llenarlo con cosas o peor aún, que había pasado que me había hecho sentir que no merecía nada, porque luego llegué a un punto que no me compraba ni un ki-ki.

  6. Buscar ayuda: entendí que en las finanzas si me seguía llevando de mi misma, iba a terminar como estaba o peor. Así que empecé a buscar ayuda en talleres sobre finanzas y empecé a relacionarme con personas con más experiencia que yo para que me aconsejaran.

  7. Determine mi costo de vivir: en base a esto pude ver oportunidades para generar nuevos ingresos aparte de mis fijos mensuales.

  8. Elaborar mi presupuesto de gastos: Esto es muy importante ya que nos permite ver todo lo pendiente y evitar fugas de dinero.

  9. Consolidé mis deudas: a mí me funcionó agrupar todas las deudas en una sola y así tener menores pagos fijos y de menor valor e interés, permitiéndome esto ahorrar más y darme uno que otro cariñito que hacía mucho no me daba.

  10. Crear un fondo de emergencia: señores yo no había escuchado esa palabra hasta que comencé hace unos meses a formarme en talleres de finanzas. Este fondo se crea como un colchón de seguridad frente a cualquier eventualidad que se pueda presentar durante el mes, sin afectar el continuar saldando deudas y ahorrando. El monto de tu fondo de emergencias debe ser de por lo menos 3 meses de lo que te cuesta vivir. Aun no completo mi fondo voy poco a poco, pero si lo haces, cada mes debes alimentarlo hasta llegar a la cantidad X.

  11. Ahorrar: tenia años sin ahorrar, por el hecho de no tener dinero bla, bla, bla… Inicié hace unos meses con una pequeña cantidad la cual voy aumentando a medida que salgo u ajusto mis deudas.

  12. Aplicar la ley de la siembra: esta ley rompió mi estructura mental, porque aunque siempre estaba en mi el deseo de ayudar a otros, mis necesidades estaban por encima en todo. Me aferraba a esos pesitos como si fueran lo único que me quedara y así mismo se iban, jejeje. Entendí que cuando siembras, cosechas y siempre cosecharás mucho más de lo que sembraste… al final de qué vale tener dinero si no puedes bendecir a otros.

No soy una experta en el área, simplemente alguien que entiende sus finanzas son parte de su salud y hará lo que sea necesario para mantenerlas saludables.

¡Tira para adelante! Y sal de esa olla jejeje.

¡No te rindas!

Lola.

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