¡Hola, hola, mis amores!
Como pasa el tiempo… La última vez que escribí fue a finales de diciembre y en un pestañar ya estamos en marzo. Y si, los tenía súper olvidados, pero quizá cuando les cuente sabrán porque...
Existen momentos en nuestras vidas en los cuales debemos simplemente SOLTAR. De esos momentos que nos llevan a pisar el freno incluso de golpe y decirnos a nosotros mismos: Es tiempo de re direccionar el camino.
Soy de esas almas apasionadas que andan por la vida tratando de ponerle el corazón a todo aquello que hacen. Pasión que a veces si no la sabemos canalizar, se puede volver en nuestra contra.
Hace unos meses inicie un tema en el blog que más que un simple tema de 1 mes es algo que he querido irlo convirtiendo en mi nuevo estilo de vida, y se trata de la SALUD INTEGRAL. En esa ocasión les hablé de un proceso de salud de que he estado viviendo y de cómo este me llevó a darme cuenta que debía hacer un cambio rotundo en todo lo que era.
Cuando entendí que Dios me había creado para vivir en salud pero de forma integral (en todas las áreas de mi vida), sabía que tenía que hacer algo, por lo que empecé a hacer algunos cambios en mi vida que me ayudarían a mejorar eso que no marchaba bien. Sin embargo, mis esfuerzos no eran suficientes.
A pesar que estaba realizando ajustes que me estaban ayudando a mejorar mi calidad de vida, no eran los suficientes para poder llevar a mi cuerpo y mi espíritu a una sanidad total.
Habían 2 factores que estaba descuidando sin darme cuenta: La Constancia y Autodisciplina.
Fui cayendo en la dejadez y empecé a tener confianza en los nuevos hábitos que hacia adquirido sin primero dejarlos tener raíces profundas, por lo que con el tiempo me descuide y colapsé. Empecé a envolverme en situaciones que me estaban generando stress nuevamente, empecé a descuidar la alimentación, el ejercicio, el volver a reconectarme conmigo otra vez y por supuesto el caos fue inminente.
Estar en esa situación no ayudaba para nada a mi mejoría de salud física y emocional, llevándome esto a desanimarme y sentir que había perdido esta batalla.
A inicios de año comencé un tratamiento médico que me ayudaría a controlar la molécula que me causa la psoriasis en mi cuerpo, proceso en el cual estoy actualmente. Este proceso trajo consigo algunos efectos secundarios que no estaban previstos, como: agotamiento extremo, somnolencia, pérdida de peso, pérdida de apetito, jaquecas, entre otros… mi cuerpo me estaba dando una nueva señal y yo debía escucharlo con atención. Por lo que decidí alejarme, para estar a solas conmigo misma, para buscar dirección y volver a encontrarme con esa mujer que estaba siendo formada meses atrás. Sabía que debía volver, pero esta vez tenía que hacerlo con más fuerza que nunca.
Es por eso que retomo este barco llena de emoción, sabiendo que todo obra para bien y ansiosa de crear muchas historias para ti. ¡Estoy de vuelta, y vamos con TODO!
¡Hasta el próximo post!
Con amor,
Lola.
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